lunes 21 de diciembre de 2009
"Los hombres como yo que trabajamos en el servicio secreto no salimos a la luz".
Vladivideo Nº 1347, del 26/02/1999
Durante los 10 años que cogobernó con el presidente Alberto Fujimori, el jefe de los servicios secretos del régimen, el capitán del Ejército en retiro Vladimiro Montesinos, mantuvo secuestrado en su casa el expediente original del juicio secreto que por el grave delito de traición a la patria enfrentó en los años 80 ante un tribunal militar. Fujimori descubrió el excepcional documento en noviembre del 2000 cuando incursionó en la vivienda de Montesinos, pero sería demasiado tarde: su gobierno había colapsado y poco después huyó del país a Japón. ¿Por qué era tan importante ese expediente para Montesinos? Porque contenía información sobre su pasado criminal que, si llegaba a manos de la oposición o de la prensa, podía haber generado escándalo y obligado a Fujimori a expulsarlo del régimen. Pero también demuestra que el ex presidente conocía de los antecedentes de su hombre fuerte y que prefirió el silencio cómplice. La justicia castrense intentó ocultar esta historia sellando el acceso al trascendental documento sobre las actividades ilegales de Montesinos durante el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), pero después de casi diez años recién es posible sacar a la luz el contenido del legendario Expediente Nº 424-834. Para que no se repita. Ángel Páez.
Vladimiro Montesinos Torres creyó que al desparecer el Expediente Nº 424-83 del juicio que enfrentó ante un tribunal castrense por traición a la patria, nadie sabría lo que ocurrió con ese proceso que se ventiló en secreto entre 1983 y 1985. Montesinos es un experto en no dejar ni rastro de los expedientes que le interesan mucho. Le causaba verdadero pánico que saliera a la luz cualquier información sobre su pasado, en particular si se trataba de un episodio que revelaba su conducta delictiva. Pero de todos los casos que afrontó, le tuvo mayor espanto a la acusación de traición a la patria porque estuvo a punto de pagar con 25 años de prisión.
Carátula del Expediente Nº 424-83 del juicio contra Montesinos por traición a la patria.
De allí que en 1990, lo primero que hizo al convertirse en mano derecha de Fujimori, fue secuestrar de los archivos del Consejo Supremo de Justicia Militar (CSJM) toda la información disponible sobre el proceso que se le siguió por la venta de secretos militares. Montesinos sustrajo el Expediente Nº 424-83 y lo enterró en un almacén privado donde guardaba sus tesoros más preciados. Durante toda la década del fujimorato ocultó el documento judicial sin que nadie lo supiera, hasta que lo encontramos y comprobamos que Montesinos tenía fundados motivos para morirse de miedo si el paquete de dos mil folios caía en otras manos. Hasta ahora nadie había tenido acceso al extraordinario documento.
De una revisión del expediente se desprende que Montesinos se valió de sus contactos en la justicia castrense, donde era conocido por defender a militares y policías, para zafarse de una acusación que contaba con poderosas evidencias. Ni bien se inició el juicio huyó, y durante el proceso, no se molestó en presentarse. Estaba realmente aterrado. En el fondo, sabía que el Ejército, que lo había denunciado, contaba con pruebas para enviarlo una buena temporada en la prisión. En 1976, la justicia militar lo había condenado por desobediencia y falsificación y cumplió doce meses de cárcel.
Cómo lo encontramos
El 22 de octubre del 2000, desesperado por el retorno de Vladimiro Montesinos del exilio forzado en Panamá, Fujimori inició la búsqueda frenética del ex asesor de inteligencia para detenerlo y enviarlo a la cárcel. Pero el objetivo del entonces mandatario también consistía en recuperar el archivo de vídeos que Montesinos había grabado en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y que documentaba la corrupción del fujimorato. El jefe de Estado estaba convencido de que Montesinos lo había filmado en flagrantes actos ilícitos, así que desató una intensa cacería para ubicar el archivo secreto de Montesinos. Luego de semanas de persecución, el siete de noviembre, Fujimori halló lo que buscaba en un departamento que la esposa de Montesinos, María Trinidad Becerra, administraba en el mismo edificio donde vivía con sus dos hijas.
El nueve de septiembre del 2000, Fujimori exhibe las joyas de Montesinos
entre las que se encontraba escondido el Expediente Nº 424-83.
Fujimori se llevó de allí 70 cajas y 40 maletas con material sensible que sacaría del país cuando escapó con destino a Japón. Solo dejó algunas cosas que entregó a las autoridades, como trajes Versace y Dolce & Gabbana, relojes Patek Philippe y Rolex, además de perfumes franceses, zapatos italianos, joyas de oro y plata, y colecciones completas de los discos de Ludwig Beethoven, Frank Sinatra y Ray Conniff --los favoritos del jefe de los servicios secretos del fujimorato--, y en medio de todo el tráfago de exquisiteces, el expediente original del juicio por traición a la patria contra Montesinos.
O Fujimori no se dio cuenta del valor del documento, o comprendió que ya no le servía para nada, pero lo cierto es que el Expediente Nº 424-83 fue retornado al CSJM, de donde lo había robado Montesinos diez años antes. Allí lo ubicamos a fines del 2000.
No fue nada fácil el acceso al documento. Las autoridades judiciales castrenses primero negaron la existencia del expediente, luego rechazaron proporcionar una copia. ¿La razón? En los folios aparecen las identidades de los fiscales y jueces militares que conspiraron para salvar a Montesinos en el proceso por traición a la patria. Tuvimos que esperar que nuestras fuentes en el fuero judicial militar ascendieran a puestos clave para intentar el acceso al Expediente Nº 424-83. En el 2004, más de tres años después de haber confirmado la existencia del excepcional documento, alcanzamos a revisar los dos mil folios del proceso. Pero no se nos permitió una copia.
"Trae una laptop y copia lo que necesites. Pero nadie te puede ver aquí. Mejor anda al baño y enciérrate allí", me instruyeron las fuentes.
"Pero son dos mil folios. Voy a necesitar muchos días encerrado en el baño y eso va a llamar la atención", alegué.
"Tómalo o déjalo. Nadie debe saber que has visto ese expediente. Quema", retrucaron.
Cuando había transcurrido casi cuatro semanas escribiendo sobre el inodoro, con poca luz y durante varias horas al día, llegó una muy mala noticia. En una de esas frecuentes luchas intestinas de las Fuerzas Armadas, mis fuentes fueron desplazadas del Consejo Supremo de Justicia Militar a otras dependencias militares. A los reemplazantes no los conocía muy bien. De ningún modo podía decirles: "¿Me prestan el expediente secreto de Montesinos?". Tuvieron que transcurrir otros tres años para que una nuevo proceso de cambios y reposiciones en los institutos castrenses contribuyera a que algunas fuentes retornaran a la justicia militar. Era empezar de cero.
Vladimiro Montesinos en la fiesta de graduación militar, 1967.
En el 2007, tuve nuevamente acceso Expediente Nº 424-83. Pero estas vez mis fuentes me permitieron fotografiar los folios más importantes del documento, aunque como exigieron como condición que publicara la historia cuando terminaran sus funciones en el tribunal castrense. Ahora que ninguno está en el Consejo Supremo de Justicia Militar, es que recién revelamos el expediente del juicio por traición a la patria que, debido a una conspiración cuidadosamente urdida, no concluyó en la condena a Montesinos. Una condena que habría evitado que el capitán en retiro del Ejército llegara a la cima del poder con Fujimori.
Cómo se inició el juicio
¿Por qué el Ejército acusaba de espía a Montesinos? En un discurso de orden, el 18 de agosto de 1983, el jefe del Ejército, general EP Carlos Briceño Zevallos, denunció a "esos enemigos encubiertos como seudos periodistas", a "esos potenciales traidores a la patria que continúan alevosamente sus ataques, buscando romper la unidad institucional recurriendo a la mentira, la calumnia y la difamación". Era un mensaje directo para Montesinos.
Pocos habían seguido la secuencia de la historia. El general Briceño había sido informado por el Servicio de Inteligencia del Ejército, que la revista "Kausachum", de propiedad de Augusto Zimmermann Zavala, ex secretario de prensa del general EP Juan Velasco Alvarado, quien gobernó entre 1968 y 1975, estaba publicando documentos secretos del Ejército que afectaban a miembros del alto mando, y que Vladimiro Montesinos era el que filtraba la información clasificada. Zimmermann y Montesinos se conocían, porque los dos habían trabajado para Velasco, y cuando este fue sustituido a la fuerza por el general EP FranciscoMorales Bermúdez (1975-1980), los amigos Zimmermann y Montesinos fueron desplazados del poder. Así lo acredita el Expediente Nº 424-83.
Poco después, el 12 de septiembre, la revista "Caretas", con excelentes fuentes en el Ejército, publicaría una investigación sobre el hombre que había molestado al general Briceño, Vladimiro Montesinos, consignando datos del libro "Yo acuso", del mayor EP José Fernández Salvatecci, ex ex jefe de Búsqueda del Servicio de Inteligencia del EJército (SIE). Fernández afirmaba que el capitán "entregaba información secreta a la inteligencia norteamericana (por intermedio de su Embajada en Lima) y que lo venía haciendo desde 1973", año en que empezó a trabajar con el primer ministro y ministro de Guerra, general EP Edgardo Mercado Jarrín. Montesinos, sin firmar los artículos, pretendió desinflar la acusación usando nuevamente "Kausachum", desafiando al general Briceño a que entregara las pruebas de espionaje en su contra. Entonces vino la orden de denunciar a Montesinos por traición a la patria.
"Caretas" del 12 de septiembre de 1983, con Montesinos en portada,
un mes antes de la orden de captura por traicion a la patria.
Montesinos no había emprendido una cruzada molizadora en el Ejército ni mucho menos. Las publicaciones de documentos secretos en "Kausachum" eran parte de un voraz apetito de venganza que larvó desde que lo humillaron lanzándolo de la institución a la calle como un vulgar delincuente indigno de vestir el uniforme. Justamente la campaña periodística, como se verá adelante, dañaba a los oficiales que participaron en su destitución y expectoración.
D e modo que el tres de octubre de 1983, el fiscal del Consejo de Guerra del Ejército, comandante EP Ismael Chauca Vásquez, denunció a Vladimiro Montesinos por traición a la patria. En la formulación de la acusación justamente Chauca menciona que la primera vez que detuvieron a Montesinos en 1976, los agentes "allanaron el domicilio del referido capitán y encontraron un cúmulo de documentación clasificada", pero lo enjuiciaron y sancionaron por desobediencia y falsedad (ver documento 1). Es decir, había antecedentes de que Montesinos trasegaba material de inteligencia militar sin autorización desde que era oficial del Ejército.
DOCUMENTO 1. El fiscal militar Ismael Chauca denuncia a Montesinos.
Uno de los primeros documentos que entregaron al fiscal militar Chauca los altos mandos del Ejército contra Montesinos fue un reporte secreto del SIN que consigna los antecedentes del capitán defenestrado. Acredita que 1976 un tribunal militar condenó a Montesinos a un año de prisión por los delitos de desobediencia y falsificación de documentos oficiales y que el Ejército lo expulsó con deshonor (ver documento 2). No era, pues, un santo.
DOCUMENTO 2: Iinforme secreto del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) sobre Montesinos, en 1983.
¿Qué hizo Montesinos esa primera vez? Una vez que el general Morales Bermúdez reemplazó a Velasco Alvarado, el primero comenzó a sacudirse de los colaboradores del segundo. Montesinos había trabajado para los generales EP Edgardo Mercado Jarrín (1973-1974) y Enrique Gallegos Venero (1975) y, estaba en el comité de asesores del primer ministro, el general EP Jorge Fernández Maldonado (1976), cuando le sorprendió la orden de trasladarse a un cuarte en el desierto, en Sullana, en el norte del país. Pero desacató a sus superiores, regresó a Lima y viajó a Estados Unidos sin autorización alguna, falsificando la rúbrica del general Morales Bermúdez. El prograna de visita incluía reuniones con funcionarios del Pentágono y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la que justamente la inteligencia del Ejército lo vinculaba.
Montesinos con el general Gallegos, en 1975 (Caretas).
Para su mala suerte, durante su periplo en Washington se cruzó con el representante peruano en la Junta Interamericana de Defensa (JID), general EP Miguel Ángel De La Flor (abajo), quien dio cuenta de la presencia sospechosa del oficial en Washington. Al retornar a Lima, Montesinos fue detenido, juzgado y sentenciado. Era una página negra de su historia que no quería que nadie lo recordara, mucho menos en la época en que actuó como la mano derecha de Fujimori. Estaba historia està documentada en el Expediente Nº 424-83, lo que explica por qué Montesinos secuestró el documento durante la década del fujimorato.
Antecedentes que delatan
Como se observa en el informe sobre Montesinos que remitió el SIN al tribunal militar, Montesinos no sólo registraba el antecedente de la condena por
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